El escritor que odia a sus vecinos
en un espasmo etílico revelo que sin ellos
su literatura seria solo un diario aburrido y triste
que hablaria de el y personajes inventados.
A la mañana siguiente, al salir de casa,
por primera vez en años saludo a su casera,
¡BUENOS DÍAS DOÑA SOCORRO!
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3 comentarios:
Y no sabes si la señora se quedó con cara de, y este pendejo ahora qué pedo?
exactamente así sucedió
Hey un escritor sin habitat creo que no tendria mucho que decirse/decirnos...
Saludos Krauseanos y ya encontre los de tejocote caso resuelto jajaj
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