viernes, 27 de noviembre de 2009

El escritor que odia a sus vecinos
en un espasmo etílico revelo que sin ellos
su literatura seria solo un diario aburrido y triste
que hablaria de el y personajes inventados.

A la mañana siguiente, al salir de casa,
por primera vez en años saludo a su casera,
¡BUENOS DÍAS DOÑA SOCORRO!

3 comentarios:

Unknown dijo...

Y no sabes si la señora se quedó con cara de, y este pendejo ahora qué pedo?

Trejo dijo...

exactamente así sucedió

Marisol dijo...

Hey un escritor sin habitat creo que no tendria mucho que decirse/decirnos...
Saludos Krauseanos y ya encontre los de tejocote caso resuelto jajaj